miércoles, 8 de junio de 2011

FREDERIC MOMPOU - MUSICA CALLADA


Mompou nació en Barcelona en 1893, de padre catalán y madre de ascendencia francesa. Estudió piano en el Conservatorio del Liceu de Barcelona, y ofreció su primer recital público a la edad de 15 años. En 1909, escuchó a Gabriel Fauré interpretar su Quinteto op. 59 y quedó tan impresionado que decidió ser compositor. Con una recomendación de Enrique Granados fue a París en 1911 para estudiar piano junto a Isidor Philipp y Ferdinand Motte Lacroix y armonía con Marcel Samuel Rousseau. Ese mismo año, compuso su primera pieza para piano.
En 1914 regresó a Barcelona, huyendo de la Primera Guerra Mundial. Publicó entonces sus primeras obras para piano (Impresiones íntimasScènes d'enfants...) y su primera canción,L'hora grisa, guiado por un ideal estético claro: la máxima expresión con los mínimos medios.
Regresó a la capital francesa en 1921 para huir de nuevo en 1941 tras la ocupación alemana. Durante su segunda estancia en París, el crítico Émile Vuillermoz publicó un artículo elogioso sobre Mompou que dotó a éste de una celebridad inesperada. Gracias a ella, tuvo ocasión de tratar a los principales compositores franceses de la época. Datan de entonces varias obras para piano (Dialogues) y canciones (Cançoneta incerta).
De regreso en España, siguió componiendo música para piano y canciones. Durante un concurso de piano, conoció a la pianista Carmen Bravo, de cuya interpretación de Schumann quedó prendado, y en 1957 contrajeron matrimonio. En 1964, hizo una incursión en la música sacra con el oratorio Los improperios.
Mompou, que era conocido por su carácter esquivo, abandonó la carrera de concertista a temprana edad, y concentró toda su actividad profesional en la composición. El músico catalán escribió, básicamente, obras para piano. Se dejó influenciar por las ideas de Debussy y Satie, que se basaban en la fusión de los conceptos de expresividad y simplicidad, y a menudo también incluyó temas propios del cancionero popular catalán, que él distorsionó y adaptó a su particular estética musical.
Improperios (Improperia), se trataba de un oratorio de temática religiosa, que contó con la colaboración del arreglista I. Markevich. Mompou, que está considerado como uno de los compositores más importantes de la música española del siglo XX, fue nombrado miembro de las academias de Sant Jordi de Barcelona, en 1951, y de la de San Fernando de Madrid, en 1959.
En 1978 una hemorragia cerebral le obligó a abandonar la composición. Falleció en 1987 a la edad de 94 años.




"La Música callada, de Federico Mompou (1893–1987) es un conjunto de 28 pequeñas piezas, agrupadas en cuatro cuadernos que fueron publicados en 1959, 62, 65 y 67, respectivamente. El título está tomado delCántico espiritual de San Juan de la Cruz, concretamente de esos conocidos versos “… la música callada / la soledad sonora…”. Esta música está presidida por la intimidad, la concisión, la sobriedad de medios. Es música para escuchar sin prisas.
En ocasiones, al referirse a esta obra, se utiliza el vocablo timidez. Nosotros preferimos pensar en sinceridad, en la sinceridad que, en un momento, muestra al mundo la profundidad del alma, la transparencia de los sentimientos. Un hombre que abre su corazón de esta manera, no puede ser tachado de “temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo”, que es la definición de nuestra Academia para la palabra tímido.
El propio Mompou dijo: “Esta música no tiene aire ni luz. Es un débil latir del corazón. No se le pide llegar más allá de unos milímetros en el espacio, pero sí la misión de penetrar en las grandes profundidades de nuestra alma y en las regiones más secretas de nuestro espíritu. Esta música es callada porque su audición es interna. Contención y reserva. Su emoción es secreta y solamente toma forma en sus resonancias bajo la gran bóveda fría de nuestra sociedad. Deseo que mi música callada, este niño recién nacido, nos aproxime a un nuevo calor de vida y a la expresión del corazón humano, siempre la misma y siempre renovando”.
Quizá en algunos momentos recuerde a Debussy, o al Chopin de los Preludios, (el número V, por ejemplo, recuerda al chopiniano preludio nº 15, el célebre de la “gota de agua”. Otros tienen ecos infantiles (números 7 u 11) o claro ambiente contemplativo (17). La Música callada no es obra para buscar influencias, aunque las halla; puede que ni siquiera sea música para ser “escuchada”, sino para ser sentida, para dejarla que penetre en nuestro espíritu y vaya limpiándolo de prisas y tensiones. para que vaya dejando en él el poso del sosiego, de la tranquilidad, de la paciencia… porque el tiempo, nuestro tiempo, nos empuja a adelantar al reloj, o a mirarlo a cada segundo.
La Música callada es obra en la que el intérprete también abre su corazón al oyente. Hay músicas en las que el intérprete, cuando las toca, viene a decirnos: “Esto es lo que dice Fulano, así piensa Mengano”;  para la Música callada,  no sirve este planteamiento, el pianista debe estar dispuesto, y ser capaz, de decir “Este es el alma de Mompou y la mía”.

(comentario de Jose Antonio Marugan en opusmusica.com sobre la muica callada de monpou)



AUDIO DEL PROGRAMA DEDICADO EN RADIO NACIONAL DE ESPAÑA A SU MUSICA CALLADA







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