miércoles, 25 de mayo de 2011

Jesus de Monasterio - Adios a la Alhambra 1855

Jesus de Monasterio
Jesús de Monasterio, nace en la villa dePotes el 21 de marzo de 1836. Su padre, Jacinto de Monasterio, gran entusiasta de la música, aprendió a tocar el violín y al ver que su hijo se emocionaba con la música, le compró un violín en un viaje que realizó a Valladolid. El niño comenzó a dominar el instrumento y su primer concierto en público lo dio en el Monasterio de Santo Toribio, ante sus paisanos lebaniegos.
Monasterio, recibe clases en Valladolid y Palencia; incluso, del primer violín de la catedral y en el año 1843, con siete años de edad, fue presentado en la Corte de Madrid como un niño prodigio en precocidad y talento musical. Era regente Espartero y tocó ante la reina Isabel II. Su fama se extiende.
Don Jacinto quiso llevar a su hijo al conservatorio de París, pero muere en el año 1845. Don Basilio Montoya, gran amigo de su padre, se convierte en tutor del violinista, interesándose en que continúe sus estudios. 
Desde 1847 a 1851, Monasterio, estudia en Bruselas y en 1852 escribe un Nocturno dedicado a su madre, Isabel de Agüeros. En 1854, recorrerá Inglaterra, dando a conocer suFantasía Española. Ese año, es nombrado violinista honorario de la Capilla Real de España y el 9 de marzo de 1857, es nombrado profesor de violín del Real Conservatorio. El año anterior le habían regalado un stradivarius de don Juan Gualverto González. Desde 1856 a 1861, Monasterio, está en Madrid y viaja cuando puede a Potes a visitar a su madre y a sus dos hermanas. En 1861, visita Alemania y toca en la catedral de Colonia. 
El 4 de enero de 1862 toca en Bruselas Concierto y Rondó Liebanense, además de Adiós a la Alhambra, una de sus grandes composiciones. 
A los 33 años se casa con doña Casilda de Rábago. 
En 1863 funda junto con Guelbenzu  la Sociedad de Cuartetos que actuó en el Real Conservatorio de Música de Madrid. Era tal su influencia sobre este grupo que el propio Emilio Castelar popularizó una frase en la que afirmaba que la única autoridad indiscutible en España era la de Jesús de Monasterio al frente de los músicos de la Sociedad de Conciertos.Carlos Gómez Amat
Ingresa en 1875 en la Academia de Bellas Artes y en 1887 crea la cátedra de perfeccionamiento de violín y música instrumental de cámara, pasando en 1893 a ser director del Conservatorio de Madrid, cargo del que dimitió por sentirse marginado por el Ministerio en la aplicación de las reformas por él propuestas. 
De su amistad con la penalista Concepción Arenal queda una maravillosa Salve escrita por Concepción y con música del violinista.



En los primeros años del XX hace importantes donaciones al Real Conservatorio de Madrid que enriquecen 
sobremanera los fondos bibliográficos y documentales del centro.En el año 1903 da su último concierto en El Sardinero (Santander), falleciendo el 28 de septiembre de dicho año en su casa solariega de Casar de Periedo. Moría uno de los músicos que más había hecho en el siglo romántico por introducir y potenciar la música de cámara en España.
El 30 de septiembre de 1906 se inaugura en su villa natal de Potes una escultura con su busto, obra del catalán Pedro Estany, frente a la iglesia parroquial y en la plaza que lleva su nombre. Es el reconocimiento de Potes al genial artista lebaniego. En la actualidad existe en Santander un Conservatorio de Música con su nombre.






: “La figura del cántabro Jesús de Monasterio (1836-1903) es hoy poco conocida; apenas se programan, desde hace unos años, su Concierto para violín y el Adiós a la Alhambra.
Sin embargo fue un artista muy dotado, violinista de talla y compositor de indudables méritos. De él bebieron los Bretón, Chapí, Albéniz, Granados, Arbós y por supuesto Sarasate. Monasterio creó una obra muy coherente y muy acorde con los tiempos en que vivió”. Arturo Reverte




"Probablemente estén las citadas Concierto para violín y  Adiós a la Alhambra entre las páginas monasterianas más logradas y atractivas, pero tampoco pueden ser olvidadas a la hora de ponderar ni otros dos títulos también para violín y orquesta –Fantasía sobre aires populares españoles y Fantasía morisca–, ni el Scherzo fantástico, para orquesta, ni los Veinte estudios artísticos, para dos violines –su principal obra de
carácter didáctico–, ni algunas de sus piezas corales, a la cabeza el motete “O vos omnes”. Sin que ello signifique ni de lejos que el resto de su
producción no reúna méritos musicales ciertos y atractivos bastantes.
Leopoldo Hontañón







: CATÁLOGO DE COMPOSICIONES
1. Obras para orquesta
Andante melódico. Marcha fúnebre y triunfal (1864). Scherzo fantástico (1865,
revisado en 1866). Andantino expresivo. Melodía para orquesta en Sol menor
(1872). Estudio de concierto en Si bemol (1874). Andante religioso, orquesta de
cámara (1872).
2. Obras para violín y orquesta
Fantasía original española o Fantasía característica española (1853, corregida en
1881). Adiós a la Alhambra (1885). Grande fantasie nationale sur des airs populairs
espagnols (versión violín y orquesta, 1856, revisada en 1861-62). Concierto para violín y orquesta en Si menor(1859).
3. Obras para piano
La violeta (1849. Partitura autógrafa, con esta anotación: “Esta fue mi primera
composición”). Tristeza (Romanza sin palabras, 1861). Scherzo fantástico (1875).
Adiós a la Alhambra. (1879).
4. Otros instrumentos
Allegretto. Oboe, melodía para examen (1861). Andantino. Clarinete, melodía
para examen de 4º curso (1861). Moderato. Clarinete, melodía para exámenes
de 5º y 6º cursos (1862).
5. Obras para violín y piano
Nocturno. (1852, revisado en 1874). Adiós a la Alhambra (1855). Adieu, romance sans paroles (1855). Grande fantasie nationale sur des airs populaires
espagnols (1855). Pequeña fantasía de salón (1860). Fiebre de amor (1867).
Melodía, para violín o violonchelo y piano (1874). Sierra Morena, serenata (1883).
6. Obras para voz y piano
Seule. La violette et le camélia, soprano (1855). Las dos hermanas, dúo de
sopranos (1857). Acuérdate de mí, soprano (1857). El cautivo, soprano
(1860). L’echange (El trueque), soprano (1861). Salve, para soprano y contralto, con acompañamiento de órgano o piano (1863). Le chrétien mourant, soprano (1867). Desconsuelo de una madre, soprano (1867). Sí, recuerdo, soprano (1868).
1112
7. Obras corales no religiosas
Le Retour des Matelots, coro a cuatro voces de hombre, sin acompañamiento (1855). Amor de madre, coro a cuatro voces de hombre sin acompañamiento (1861).
8. Obras religiosas
Ave Verum Corpus, motete a tres voces y órgano. Salve, a cuatro voces,
con órgano o piano (1862), con versión del mismo año con orquesta.
Plegaria a la Santísima Cruz, para coro mixto (1872). Véante mis ojos, motete, a cuatro voces de hombre (1882). Requiescat in pace, coro a cuatro
voces de hombre (1882). Álbum de S.A.R. la Srnma. Sra. Infanta Doña
Isabel de Borbón (1883). O vos omnes, coro a cuatro voces de hombre.
Cántico a la Santísima Virgen, para soprano, contralto y órgano (1884). Plegaria, a cuatro voces mixtas (1886). Sequentia del Oficio del Patriarca Santo Domingo, canción para tenor, bajo y órgano (1886). Antífona del Patriarca Santo Domingo, canción para tenor y órgano (1886). O sacrum convivium, motete para tenor y órgano (1897). Invitatorio Christum Regem saeculorum (1900).13
9. Obra didáctica
Veinte Estudios Artísticos de Concierto para violín con acompañamiento de un segundo violín (1878).
10. Citas complementarias
Con intención de proporcionar algún ejemplo, aun sin ánimo alguno de
exhaustividad, del trabajo creador complementario de Monasterio, cabe
citar como fin de esta sucinta monografía, por una parte, dos de sus
principales adaptaciones, el “Aria da Chiesa”, tomada de Stradella, y el
“Andante con variaciones” y el “Finale-Presto”, de la Sonata para violín y
piano en La mayor, núm.9, opus 47, de Beethoven, “a Kreutzer”, y por otra
una breve representación de títulos por distintas razones no catalogados: Capricho para piano, Reverie, Rondó liebanen.

Adios a la Alhambra viene a incluirse dentro del Alhambrismo estilo musical del siglo XIX fué una moda, un tipo de sonoridad, que debe enlazarse con la tendencia pintoresquista y con la recuperación de ambientes de la música española de la primera mitad del siglo.Obras musicales, compuestas en ocasiones para eventos culturales determinados que, más que buscar un lenguaje musical propio, se acercan a una estética europeista a través de equivalencias convencionales, hasta convertirse en lugares proclives a un arabismo de superficie.



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